segunda-feira, 25 de novembro de 2013

EL FORNICIO (Gonzalo Rojas)



Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones,
Te turbulentamente besaré, mi vergonzosa,
En esos muslos de individua blanca,
Tocara esos pies para otro vuelo más aire
Que ese aire felino de tu fragancia,
Te dijera española mía, francesa mía,
Inglesa, ragazza, nórdica boreal,
Espuma de la diáspora del Génesis
¿Qué más te dijera por dentro?
¿Griega, mi egipcia, romana por el mármol?
¿Fenicia, cartaginesa, o loca,
Locamente andaluza en el arco de morir
Con todos los pétalos abiertos,
Tensa la cítara de Dios, en la danza del fornicio?
Te oyera aullar, te fuera mordiendo
Hasta las últimas amapolas, mi posesa,
Te todavía enloqueciera allí, en el frescor ciego,
Te nadara en la inmensidad insaciable de la lascivia,
Riera frenético el frenesí con tus dientes,
Me arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo de otra pureza,
Oyera cantar las esferas estallantes como Pitágoras,
Te lamiera, te olfateara como el león a su leona,
Para el sol, ¡fálicamente mía te amara!


Gonzalo Rojas


quarta-feira, 20 de novembro de 2013

EL HOMBRE IMAGINARIO (Nicanor Parra)


El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario

Nicanor Parra